Ricardo Arriaza es un médico que va más allá de su especialidad. Se ha dedicado a buscar mejoras en la atención pública para que las personas más necesitadas tengan acceso a la salud de calidad y fue uno de los héroes en la tragedia del volcán de fuego.
Es médico y cirujano en el departamento de Escuintla. Se graduó de la Universidad San Carlos de Guatemala. Cuenta con postgrados en cirugía general, cirugía cardiovascular, estudios en gestión integral de riesgo a desastres y tratamiento de enfermedades complejas. Desde hace más de 12 años que comenzó a dedicarse al tratamiento de medicina regenerativa.
Entre sus motivaciones fue el no encontrar soluciones a enfermedades complejas y ahora está convencido que se deben de generar políticas de prevención de desastres.
Posee distintos entrenamientos en prestigiosas universidades: implantes y análisis de marcapasos cardíacos por el Hospital Universitario de Caracas; análisis y programación de desfibriladores cardíacos implantables por Hospital St. Jude de Guadalajara; actualización en técnicas de cirugía cardíaca por Methodist Hospital de Houston; medicina hiperbárica y subacuática por el Colegio Latinoamericano de Medicina Hiperbárica en México; Homotoxicología aplicada por International Academy for Homotoxicology de Alemania.
Fue Presidente del Club Rotario de Escuintla de julio 2018 a junio de 2019, tiempo en el que constituyeron para atender la emergencia del volcán de fuego el Comité de Emergencia Rotario, miembro del Comité Rotario de Reconstrucción Nacional, copresidente del Comité Rotario de Gestión Integral de Riesgo a Desastres de la Costa Sur y Director del Grupo Táctico de Búsqueda y Rescate del Club Rotario.
Participó activamente en esfuerzos por parte del Comité Rotario de Reconstrucción Nacional después de la tragedia del volcán de fuego en donde algunas de las actividades realizadas fueron: distribución de equipo de protección a bomberos y trabajadores de la zona cero, entrega de tinacos Rotoplast para dar respuesta a la necesidad de agua en las zonas afectadas.
Colocaron clínicas en los 5 principales albergues, con áreas de encamamiento y atención de emergencia, distribuyeron más de 1,200 toneladas de ayuda humanitaria, en 24 horas. Capacitamos a más de 1,800 personas albergadas, renovaron un Centro de Salud, construyeron y rehabilitaron pozos de agua potable, remozaron 16 escuelas usadas como albergues y centros de acopio, construyeron 4 puentes, entre otras hazañas.
Se asociaron con Acción contra el Hambre para proyectos de desarrollo del Corredor Seco; con World Vision se construyó un puente en la barranca Taniluyá y con el Consejo Superior Universitario de Centroamérica para promover investigaciones a nivel de tesis relacionadas al tema de Gestión de Riesgos.
También estuvo en la firma del convenio con el Ministerio de Educación para el remozamiento de las instalaciones. Actualmente trabaja en lograr políticas nacionales para la prevención de cualquier evento natural. Está trabajando en cooperación con dos investigadores de la NASA para desarrollar un plan piloto sobre mapeo de vulnerabilidad y percepción social del riesgo en las comunidades aledañas al Volcán de Fuego.
Y es parte de los que están desarrollando el primer Sistema Rotario de Alerta Temprana de Recuperación posthospitalaria en situación de Emergencia de Latinoamérica.